Recordatorio
No olvides Jesús jamás,
cómo la amaste un día,
cómo cerraste sus ojos,
y besaste fiel su frente,
no olvides aunque sientas que de tu yugular
sacan un tallo de rosa viva,
no desistas a recordarlo,
a dar detalles de su rostro
a recorrer con el dedo de la memoria
el largo manicomio de su cuerpo.
El sexo, por dios, nunca lo olvides,
no olvides las acciones aletargadas
como sueño de domingo.
No saques ese golpe de sus dientes
sobre los tuyos al recordar sus besos,
a pesar de caimanes
y tiburones en tu vientre.
No desaparezcas la imagen de su cintura,
ni el baile dejes de recordar,
sus piernas nunca,
ni sus caderas o su cuello,
no la mates, recuerda también eso:
la venganza es ajena a quienes aman.
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